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EL CURRÍCULO NACE EN GRECIA

HOY SE DESARROLLA EN ESPAÑA

DISEÑO DESARROLLO E INNOVACIÓN EN EL CURRÍCULO


A medida que he ido leyendo el texto de Fernández Sierra he recordado, a propósito de secundaria, las clases de filosofía. Encuentro un paralelismo entre las tres formas de entender el currículo con los tres filósofos más representativos de la Grecia clásica, y me explico.
El primer modelo con el que se puede interpretar el currículo es el modelo técnico, que consiste en una presentación de objetivos y metas en torno a las cuales gira la enseñanza. Es un conjunto de las explicitaciones del recorrido que de forma mecánica aplica un docente a un alumno responsable de su aprendizaje. La labor del profesor, por tanto, estriba en presentar el conocimiento que el discente ha de reproducir para ser valorado socialmente, y considero que por desgracia, este es el modelo que más abunda en la educación secundaria. Algo positivo de este enfoque es la organización, aspecto necesario para no hacer de la enseñanza un espacio para el libertinaje.
Ahora corresponde el momento de viajar a Grecia donde ya se aplicaban estos modos de ver el mundo y el conocimiento. Puesto que he comenzado con la perspectiva técnica, su equivalente griego sería Aristóteles. Este filósofo expone que el conocimiento se halla en la realidad, y que esta realidad no cambia, es estática. Como el conocimiento que expone mecánicamente un profesor cuando pretende que simplemente se transmita la cultura porque está fuera, fruto de la evolución del hombre y que las nuevas generaciones deben seguir adquiriendo para transmitirlas a otras generaciones en el futuro como si se tratase de una cadena de montaje o de PRODUCCIÓN. Aristóteles habla de ese conocimiento como “mundo sensible” y que nos rodea.
Incluso si lo relacionamos con el desarrollo del niño según Piaget, nos quedaríamos en el estadio preoperacional en el que el sujeto se adapta al medio y lo reproduce por observación sin incidir en él.
Respecto al modelo práctico, el segundo que explica Fernández Sierra, podría decir que profundiza en la tarea de enseñanza y de aprendizaje simultáneamente y no se queda con la simple transmisión del conocimiento. Este modelo incide más en la metodología y en la acción del docente sobre un currículo abierto y flexible en el cual se involucra activamente. Plantea el conocimiento como problemas útiles a los que hallarles solución, donde lo importante no es tanto el producto como el proceso del que aprender, tanto el profesor con su intervención, como el alumno en su aprendizaje. Aunque todo refleja un avance positivo en el planteamiento curricular depende mucho de los profesionales que adaptan y flexibilizan el currículo, bajo mi punto de vista, muy subjetivamente.
Su equivalencia griega sería Sócrates. Este filósofo, a parte de estar caracterizado por su dialéctica, se acerca pedagógicamente a los jóvenes a quienes quiere formar moralmente desde la utilidad.
Pero sin lugar a dudas el planteamiento más completo es el emancipatorio o crítico, en el que, a parte de implicar al docente metodológicamente para el beneficio del alumno, parte de la flexibilidad y el compromiso para facilitar una cultura, y añade una reflexión sobre la sociedad en la que se inserta el currículo. Es un modelo comprometido con el análisis de una realidad sujeta a cambios que hay que analizar objetivamente para educar dentro de la igualdad de oportunidades y la diversidad. Este modelo concede importancia al currículo oculto y la educación en valores. Supongo que heredamos de este planteamiento curricular la educación para la ciudadanía.
Metodológicamente es abierto y desarrolla distintos ámbitos del ser humano como la creatividad, la crítica y la reflexión. No se queda en lo cognitivo. Es evidente el componente social, pues es del contexto de lo que se aprende, y además contempla el afectivo, donde el alumno participa en una realidad en la que hay individuos con los que también interactuar. Al tener la referencia de la realidad social el profesor no se pierde en hacer un currículo abierto y subjetivo.
En este caso el paralelismo griego sería Platón. En primer lugar crea la academia, que fue la primera universidad organizada, lo cual implica que estaba comprometido con hacer accesible el conocimiento a los alumnos. Educaba para desarrollar la virtud del ciudadano cuya intención es la sabiduría como forma de mejorar la sociedad.
Cognitivamente vamos más allá de un planteamiento empírico para tener un pensamiento abstracto y crítico. ¿No es esta la cumbre del desarrollo cognitivo que alcanza el sujeto para Piaget?
Por tanto, ¿por qué en una etapa educativa en la que los psicólogos afirman que el sujeto posee las formas de pensamiento de un adulto, se enseña en la reproducción y mecanización, y no se incentiva el pensamiento reflexivo?
Ya hemos comentado en sucesivas ocasiones en clase, que gran parte de los profesores responsables de la educación secundaria transmiten su disciplina como ellos la aprendieron; que no contemplan una metodología adaptativa; que ignoran las necesidades de sus alumnos, del centro y de la sociedad; que no se actualizan a nuevas corrientes pedagógicas con las que innovar y experimentar en unas mentes vírgenes en las que impregnar no sólo contenidos, sino fomentar un espíritu crítico ante una realidad en la que tendrán que usar herramientas útiles para su adaptación e interacción. Todavía hay esperanza porque al menos en primaria, cada vez se innova más, cada vez hacemos del currículo un espacio sobre el que experimentar, y salen promociones de niños motivados hacia el aprendizaje. Espero que sea contagiosa esta forma de plantear el currículo como antídoto contra la apatía.
Ante este panorama se hace acuciante la necesidad de una figura, el psicopedagogo, que motive a los profesores. Pero ésta es una carga cuando esos profesores no hacen por cambiar y continúan con una rutina y un estancamiento didáctico. El psicopedagogo, aún estando comprometido con los procesos de enseñanza y aprendizaje, debe tener mucha fortaleza para enfrentarse a un claustro técnico y reproductor. Puede que termine asumiendo más responsabilidades de las que le corresponde, y que a pesar de las intenciones ese sobreesfuerzo acabe con la necesidad de una mejora urgente.
Aunque Fernández Sierra también manifiesta otro perfil del psicopedagogo que se desvincula de las aulas que se limita a hacer evaluaciones y diagnósticos mediante test, hasta el momento, en mi caso, he dado con personal de estas características al que trataba de incitar a que entrase en la clase donde demostrarle que las pautas ofrecidas no son aplicables. Además tengo que añadir que no está a jornada completa, lo que dificulta un seguimiento y una ayuda útil.
Para concluir, si al hablar del amor platónico nos referimos al mayor grado de compromiso entre dos personas, fomentemos el amor platónico por la enseñanza en los institutos, pues hasta el momento sólo muestran un estancamiento afectivo.


2 comentarios

Esther -

Hola Leonor. Al volcar las ideas en esta reflexión olvidé mencionar que la relación con los tres filósofos es meramente metafórica. Como bien dices no se corresponden las tres concepciones del currículo con las ideas de éstos. ¿Está bien que retoque el texto para dejarlo más claro? De los errores se aprende y a ver si puedo mejorarlo. Muchas gracias por tus comentarios.

leonor -

Bueno veo que vas anvanzando en el nivel de reflexión, y también de interrelación con otras áreas y fundamentaciones. Sin duda, las formas de entender el conocimiento y las racionalidades tienen que ver con la epistemología y la naturaleza del conocimiento, y eso nos llevan a las raíces griegas que aquí destacas. Y las formas de concebir y entender de Platón, Aristotéles... pero no exactamente en el paralelismo que aquí haces. Lo aclaramos en clase o en otro comentario....