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TEXTO DE CONTRERAS

DISEÑO, DESARROLLO E INNOVACIÓN EN EL CURRÍCULO

El ciclo vital del currículo

Texto de José Contreras. 18-10-2007 

Entendemos el currículo como puente entre la teoría y la práctica, y desde esta premisa quiero justificar el título que he dado a esta reflexión. 

El currículo acompaña al docente a lo largo de su trayectoria profesional, y puesto que dicho docente no actúa siempre de la misma forma, esas fases por las que atraviesa en su práctica, influyen en el planteamiento y en el concepto que al currículo se le asigna:  

Concepción:           

En primer lugar las escuelas de magisterio abordan el currículo como un conjunto de objetivos, contenidos y criterios de evaluación que son los que guían la práctica docente y que hay que obedecer. El alumno universitario no puede interpretarlo como una herramienta y mucho menos como un problema porque se encuentra a mucha distancia el contenido que imparten muchos profesores de didáctica general de la práctica escolar. Es tanta la teoría que se proporciona, que la programación y la elaboración de unidades didáctica se entienden como un camino estático del cual no pueden salirse. Supongo que se infunde tanto miedo a la innovación para que no se entienda la enseñanza como algo anárquico, desorganizado y sin fundamento.

 Infancia:           

Una segunda etapa coincide con las oposiciones al cuerpo. Para iniciarnos como docentes tenemos que afrontarlas. Éstas se plantean como un conjunto de pruebas que en absoluto muestran la capacidad, habilidad y compromiso de un aspirante. Simplemente en un trámite necesario en el que nuevamente se da demasiada importancia a la teorización de un currículo que no a su funcionalidad y finalidad para la reflexión didáctica.  

Adolescencia:           

En este estadio aparecen los primeros conflictos entre teoría y práctica para formar su identidad. Surge cuando un opositor ha superado el examen de oposición. Puesto que la referencia que se ha dado del currículo es muy estática, existe pánico a “sacar los pies del tiesto” y fracasar. El currículo se interpreta como una vía o itinerario con una serie de elementos que hay que encajar como sea a un alumnado al que no se conoce lo suficiente como para plantear respuestas a los problemas que dicho alumnado tiene.

Aún más difícil resulta que en este estadio el profesor diseñe principios de actuación. Pueden surgir problemas, ser conscientes de que la metodología no se ajusta al aula e incluso auto-evaluarnos negativamente y pensar que no se tiene vocación. Esto es comprensible dado que todavía no se dispone ni de experiencia ni de un amplio abanico de recursos con los que atender la práctica docente.

Tal y como concibo el currículo en esta etapa, veo una similitud con el debate del día 16 de octubre. Criticamos mucho a las editoriales como perspectiva de un currículo como manual de instrucciones porque nos encontramos en una fase de interpretación del currículo más instrumental y realista para nuestro desempeño diario sin habernos parado a reflexionar sobre ello.

Personalmente, lo que más caló del texto en mi reflexión, fue coincidir con el autor en lo que respecta a los materiales cuando afirma que éstos no solucionan problemas si consisten en un prospecto “para que el profesor no tenga que pensar” (Contreras). Los materiales son el recurso que más cercano vemos, así como la adaptación de los mismos al alumnado por manipularlos diariamente. Critiqué los libros de texto porque no responden al qué, cuando, como y por qué aprender y evaluar, y refleja muy superficialmente la sociedad en la que se van a aplicar. También manifestamos que el currículo, como propuesta editorial, entiende la enseñanza como un proceso en el que el alumno consigue un objetivo (desde el punto de vista sólo de la enseñanza sin relacionarla con el aprendizaje) sin reparar en que la sociedad y nuestro alumnado son heterogéneos y dinámicos. Denunciamos la escasa valoración que se concede a la habilidad y profesionalidad del maestro frente a la cumplimentación de cuadernillos y papeles para la administración que nos encorseta. Puesto que me obcequé con esta fase del ciclo vital del currículo como instrumento estático, llegué a pensar que dicho currículo tiene un largo camino por recorrer hasta convertirse en un facilitador de la tarea de enseñanza-aprendizaje, y que si sigue cambiando la sociedad tan deprisa nunca llegaría a alcanzar las necesidades de la misma si éste se concibe desde la teoría y no desde la realidad.             

Pero tal y como explica Contreras, la herramienta está vinculada a un problema. 

Madurez:           

Después de entender a lo que se refería el autor con respecto al currículo como herramienta conceptual, llegamos al estadio en el que alcanza su madurez. En esta etapa somos conscientes de los problemas que tiene el alumnado, los analizamos y adecuamos a la práctica educativa. Y en esa adecuación se produce la innovación para la solución de problemas tal y como yo lo interpreto. No perdemos de vista los mínimos porque deben orientar lo que se espera que los niños aprendan para desenvolverse en esta sociedad. Disponemos ya de un material que hemos aplicado y adecuado a un contexto que forma parte de nosotros mismos. Hay quien utiliza libros de texto pero que maneja otros recursos y estrategias tanto para facilitar el aprendizaje como para enseñar a aprender. A despertar en los niños inquietudes y valores de enorme funcionalidad. A utilizar el juego, el trabajo colaborativo y el planteamiento de problemas para educar y no para entrenar. A mostrarnos como mediadores con iniciativa y compromiso en relación a unos contenidos y finalidades, y su adecuación en el día a día. A mostrarnos como personas y no como reproductores que impregnamos de nuestros valores a generación tras generación con la adaptación que nosotros también vivenciamos en nuestra cotidianeidad respecto a una sociedad cambiante.           

Por tanto, la experiencia es una condición fundamental para entender el currículo como un proyecto con finalidades que queremos alcanzar y con la que solventar los problemas que lleva consigo la educación. Y es el profesor el mediador que pone en práctica los recursos necesarios para alcanzar las dificultades que se nos plantean. Es el intérprete entre el currículo y la práctica, entre el problema y la solución, entre el fin y los medios. El maestro se sostiene en una mano del currículo y en la otra de la experimentación para hallar solución a los dilemas educativos que nos siguen de cerca. Y por supuesto, un libro jamás será un sustituto del maestro.  

Todo esto se lleva a cabo con organización y fundamentación sin caer en la anarquía. Sí nos quejamos de la burocracia que tenemos que asumir para demostrar nuestra autonomía, pero supongo que se necesitan pruebas de la calidad de nuestra labor.  

Vejez:

Existen casos en los que la práctica docente se vuelve rutinaria. Se llega a un cansancio físico y psicológico cuando (es una realidad) no hay un reconocimiento social a nuestro trabajo. Tal vez el currículo se asuma de manera más pasiva, pero se compensa con un acervo de conocimientos pedagógicos que se han adquirido con la práctica.           

Francamente llegada esta etapa, espero echar la vista atrás y sentirme satisfecha de un trabajo con dificultades a las que he hallado solución. 

1 comentario

Leonor -

Vaya estreno Esther, me ha gustado mucho tu reflexión. Además si estás haciendo alguna Asignatura con Alejandro Iborra estará muy contento de leer esta reflexión. Sin duda has pasado por las etapas evolutivas, y es también un reflejo de un proceso que en este caso no es tan cronológico y afortunadamente puedes ir y volver, en textos posteriores y en otros debates podremos concretar algunas de estas cuestiones. Volverán sin duda el tema de los materiales y de la formación pero sobre todo cómo construimos una idea de curriculum más dinámico que nos permita aprender... y también sería interesante preguntarnos sobre nuestro papel en esta mediación, nuestra responsabilidad,cómo nos planteamos esas preguntas y qué calidad tienen.... es un buen comienzo