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LA IMPORTANCIA DE LO PARTICULAR

Esta reflexión, antes de la autoevaluación, es del último texto de Hargreaves (2001) y Carbonell (2000) y quizás porque supone casi la despedida de la asignatura, me cuesta más.

Hemos trabajado mucho sobre el currículo, de dónde partimos, a dónde vamos… hemos manifestado nuestras impresiones y frustraciones respecto a cómo se concibe el currículo y su puesta en práctica. Estoy de acuerdo con Noelia respecto a que nos hemos centrado en muchas ocasiones en la parte negativa, pero creo que se debe a que los que estamos trabajando hemos sufrido desilusiones y puede que tengamos más a flor de piel las carencias que el sistema tiene, pero es verdad que en nuestra propia acción podemos encontrar la motivación que demandamos y que la frescura que las nuevas promociones tienen nos haga salir del círculo vicioso de la lamentación.

Ahora bien, compartir este sentimiento, la frustración, se sobrelleva mejor y se compensa con las inquietudes que se han generado y las ganas de mejorar.

Por curiosidad he rescatado un libro sobre didáctica general que estudié en magisterio (Didáctica General, un enfoque curricular. Marfil.1994) y he releído el capítulo “Investigación y mejora del currículo” escrito por Blázquez Entonado. Me han sorprendido los pasos que propone el autor para la realización de un proyecto o investigación. Como primer paso propone partir de las propuestas oficiales y explica “ello resulta imprescindible porque en ellas, después de trazar los principios metodológicos básicos de la etapa y justificar el sentido y el valor educativo de cada área, se presentan los objetivos generales y los bloques de contenido del área respectiva, estructurados en conceptos, procedimientos y actitudes”.

Sin lugar a dudas la concepción que tenemos ahora de innovación va mucho más lejos.

Para empezar los objetivos “no son el punto de partida”, tienen que estar implícitos, pero el origen está en lo concreto, es decir, en los alumnos, en sus necesidades de aprendizaje y en el contexto en el que conviven. Como dice el refrán pasito a pasito se hace el caminito. Así lo manifiesta Hargreaves, y es cierto que se utilizan más como gramática que como “criterio supremo”. En mi  caso y en el de la mayoría, se parte de la actividad, de la acción y de lo motivador y apropiado para nuestros alumnos.

Partir de los objetivos supondría aplicar el método deductivo, algo muy abstracto que se va desmenuzando hasta llegar a la aplicación. Este método lo concibo para áreas como la física, las matemáticas; pues son exactas y objetivas.Partir de la acción es mucho más eficaz en el ámbito de las ciencias humanas porque los seres humanos somos únicos; y específica tiene que ser toda acción vinculada a ellos.

Pero estamos en una sociedad que a pesar de ser muy heterogénea, de alguna forma nos conduce a la homogeneidad y; sino; a la clasificación. Tenemos que alcanzar o llegar a ser un estereotipo de ciudadano, y aquel que salga de la media, ya sea por exceso como por defecto, queda excluido. Así que en este sentido, los educadores luchan contracorriente si priorizan la acción a la “estandarización”.

La parte negativa del objetivo también la tiene la evaluación. Salvo en los casos en los que hay un historial académico brillante que la evaluación sirve de retroalimentación positiva, en los estudiantes de nivel medio o bajo supone frustrar el interés hacia el aprendizaje. Ya en 2º de primaria se comienza a hacer exámenes, teniendo estos en este nivel y sin experiencias de este tipo, un carácter lúdico porque los asocian a ser mayores. Desgraciadamente a partir de este momento se convierten en el motor que rige la calificación del alumno. No los desecho como procedimiento pero como se suele decir lo poco agrada y lo mucho empalaga. Reconozco que constituyen un sistema muy cómodo de valoración de un estudiante frente a diarios, entrevistas, observación sistemática y registro pormenorizado. Además eliminan todo criterio subjetivo.

Ahora bien, tengo en mi tutoría una niña que trabaja y se esfuerza muchísimo diariamente. En inglés tiene muchos problemas, pero respecto a este área no tira la toalla. Sin embargo, en los exámenes su media es muy baja.

Además la profesora le explica en el recreo, se reúne con la familia y le da pautas para trabajar en casa. Realiza agrupaciones flexibles en clase para tener otra herramienta de evaluación.

¿Qué priorizamos su proceso o el producto?

Ha sido suspendida porque esta profesora consideraba que no tenía pruebas suficientes para aprobarla.

La metodología que aplica esta maestra es muy motivadora, la niña ha disfrutado con la asignatura y ha mejorado respecto al mes de septiembre. Después de recibir el boletín de notas las expectativas de esta niña respecto a la materia serán bajísimas y la profesora se ha sentido muy frustrada por el sistema.

En mi caso, desde la nueva perspectiva que tengo, la hubiese aprobado pero reconozco que también hubiese sentido algo de culpabilidad por ser reprendida, inconscientemente, por el mismo sistema.

La evaluación no es más que una comparación: con un ranking, con otros estudiantes, de los estudiantes con los compañeros, y es que no estamos acostumbrados a asumir cómo somos y a mejorarnos respecto a nosotros mismos. Son las secuelas de un mundo competitivo donde el número frente a la cualidad tiene la hegemonía. Existe la primera potencia mundial, los países tercermundistas… Desgraciadamente superarse día a día no tiene la misma repercusión que decir “no eres el número 1”. Como en el caso de los objetivos, la evaluación debe relacionarse con lo particular. También tiene que ser sistemática, por supuesto, y debe evaluar al alumno consigo mismo, de forma cualitativa a lo largo de su aprendizaje.

Hargreaves propone trabajar en equipo desde un currículo integrado para paliar los defectos de éste por ser demasiado estructurado. Esto supone que cada profesional aporte sus conocimientos y habilidades para la mejora. Hay que tener en cuenta el número sólo para conseguir cada vez más colaboración entre la comunidad educativa, de tal forma que el profesor integre a otros compañeros, a los alumnos, a las familias, a la administración, a la sociedad, al momento histórico...

Enfocar la enseñanza formal como una estructura constituida por asignaturas cerradas supone partir de una concepción del alumno como una cocktelera, capaz de extraer el significado y la utilidad de cada campo de conocimiento y su relación con y en otros ámbitos. Implicaría una capacidad de deducción para "aplicar" lo que "aprende" para la que no está preparado, sobre todo en primaria con un pensamiento concreto.

Carbonell manifiesta que la educación no sólo es pensar, sino también sentir. Para que se produzca el cambio en la educación formal debe variar la interpretación que se hace de dicha educación, es decir, desarrollar no sólo el ámbito cognitivo porque cada vez vemos más acuciante la educación en valores.

Una receta de cocina podemos aprenderla de memoria, pero para degustar una obra maestra debemos elegir cuidadosamente los ingredientes, lo cual supondría que el profesorado no sólo tuviese la formación epistemológica suficiente sino la pedagógica y la capacidad de trabajo colaborativo; los útiles de cocina, es decir, una metodología flexible, adaptada a las necesidades de los alumnos y que sea capaz de generar interrogantes y retos a los que hallar solución; tiempo de elaboración, que supone la enseñanza de un proceso gradual; y de una valoración, pues la autoevaluación continua genera información para modificar, secuenciar, aplicar y ofrecer aquello que nuestros alumnos, selecta clientela, necesitan.

Pero en relación con la autoevaluación, ¿cómo vemos el error en la innovación? ¿Cuál es el límite temporal que condiciona continuar o desechar un proyecto?

Cuando escuché la palabra innovación me entró verdadero pánico, pues pensé que estaría a años luz de mi práctica docente. Idealicé el concepto y me parecía casi utópico. Habiendo leído algunas de las innovaciones me doy cuenta de que la innovación no es sinónimo de irrealidad sino de todo proyecto, que con la intención de mejora, quiera llevarse a cabo.

Como explica Carbonell, es más factible desde la educación no formal pero me ha generado una valentía que espero me dure mucho tiempo a lo largo de mi proceso como maestra. Y hablando de tiempo, puede que él mismo sea el factor que determina cuándo cambiar o continuar, pues algo que se prolonga demasiado pierde su carácter innovador para transformarse en normativo.

Considero que el interés es el ingrediente básico e imprescindible. El interés es libre, y no está burocratizado ni regulado por la administración. El interés puede surgir de un profesor, alguien en particular, y de ahí a los compañeros de nivel, de ciclo, de etapa, al centro, a las familias, a la sociedad…

Emerson (1803-1882), poeta estadounidense, afirmó que “toda reforma fue en un tiempo simple opinión particular” .

Las simples ganas y entusiasmo de un solo profesor pueden ser el motor y el principio del cambio.

 

1 comentario

leonor -

Esther, acabo de ver tu correo, no se que habrá pasado con el comentario de este texto, en algunas ocasiones me sale, pendiente de publicación, como lo hice "el año pasado"... ya no se que pasaría. Si tengo apuntado mis notas, pero no guardado. A partir de ello lo reconstruyo si algún día aparece el original podrás contrastarlo. Mis notas decían, si que ha reconstruido conocimiento porque es una satisfacción que reconozca lo que muchos textos de didáctica refuerzan con ese visión causa-efecto, instrumental y nuevamente de "ciencia aplicada". Se aleja de aquello que decía McCourt en su novela del profesor.... realmente no sabía lo complejo que podía llegar a ser la enseñanza.... Es que desde la vivencia que tu indicas es muy difícil seguir el guión por que esa no es la lógica. Ya lo decía también Stenhouse necesitamos el cambio desde el propio maestro, no es suficiente pero si necesario. Asi que en tu caso ya tienes ganado un paso difícil.Creo que como dice el relato de una maestra, en libro de Perfume de la maestra (te lo recomiendo) te "has dejado tocar", estás buscando estrategias diferentes para ayudar a crecer a esos niños y niñas. En el caso que tu relatas es un ejemplo y es un falso dilema, qué significa a esas edades llegar a un estandáres, donde está el límite de aprobado, suspenso... qué significa un 4 o un 5 aunque no lo pongamos cuantitativamente. Como dice Juan Manuel Álvarez, evaluar para conocer/aprender o examinar para excluir...
Francesca, la maestra que te decía en su relato dice "cada niño singular necesita estrategias diferentes para su deseo pueda abrirse camino, ... he buscado maneras para se libraran de los miedos del control.... como maestra creo que debo ser capaz de tomar distancia respecto de los instrumentos que reducen la realidad a unos pocos esquemas... Y agrega algo que explica quizás ese sentimiento contradictorio de qué hacer en este caso con la evaluación de "productos" y dice a menudo vivo las exigencias que proceden de la instución como disgregadoras de lo que yo pretendo que seal punto crucial de mi trabajo: dejar que cada niñoy niña que encuentre dejen en mi una huella profunda y .... nutriendo la esperanza de que también algo suceda en ellos".
Sin duda, tocas muchos temas muy importantes. Por eso hay que innovar más allá de las reformas. Por seso necesitamos permanentemente "desarpender" mirar de nuevo, buscar lo que necesitamos en cada caso, y creo que tu has dado lugar a un nuevo "huesped" a un nueva manera de entender el curriculum y la innnovación. No es un proceso que ha finalizado sino espero que te mantengas alerta, seas capaz de plantearte también nuevas dudas... Excelente trabajo.