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TEXTO DE HARGREAVES

TEXTO DE HARGREAVES

 “El horizonte educativo de la Educación Secundaria es el de promover la autonomía de los alumnos, no sólo en los aspectos cognitivos o intelectuales, sino también en su desarrollo moral y social. Esta autonomía culmina en cierto modo en la construcción de la propia identidad, en el asentamiento de un autoconcepto positivo y en la elaboración de un proyecto de vida, vinculado a valores, en el que se reflejen las preferencias de los adolescentes y también su capacidad de llevarlo a cabo. A ello ha de contribuir el currículo y toda la acción educativa, tanto la desarrollada en cada una de las áreas concretas, cuanto la ejercida a través de la tutoría y de la orientación educativa” (R. D. 1345/1991).

Existe un abismo entre las expectativas de la Educación Secundaria en relación a los alumnos y las expectativas de éstos. ¿Por qué hay un salto tan grande de 6º de Primaria a 1º de la ESO? ¿No separa sólo un curso escolar un nivel de otro? La adolescencia es un periodo muy importante en el desarrollo de un alumno. Algunos padres y profesores manifiestan que no les entienden porque esta etapa del desarrollo está acompañada de conflictos, diversidad de capacidades, de motivaciones, de estilos de aprendizaje así como la personalidad. Pero estos problemas ya los presentan muchos alumnos en 6º y seguimos dándoles la mano, ofreciendo una atención individualizada y un plan de acción tutorial realista que supone verdadera implicación.

En Educación Secundaria  esta función se dispersa y predomina el “enseñar a pensar”  relacionado con los aprendizajes escolares tradicionales desde todas las áreas partiendo de la autonomía y el razonamiento. Interpretan al alumno de esta etapa con la capacidad de pensamiento abstracto, de la resolución de problemas complejos y la elaboración de teorías. Bajo mi punto de vista no todos los alumnos de la misma edad poseen estas capacidades porque su entorno social y la etapa educativa anterior ejercen su influencia. Y en el caso de la escuela de primaria la influencia no es negativa. Ya hemos comentado en distintas ocasiones en clase que en Educación Secundaria sigue predominando un modelo curricular técnico frente al práctico que nosotros ejercemos aun anhelando uno todavía más flexible  efectivo. Nosotros secuenciamos más los contenidos, manipulamos más metodologías porque hemos recibido más formación pedagógica. El niño va avanzando en su proceso de aprendizaje y ofrecemos una enseñanza más o menos acompasada. Les motivamos y les damos retroalimentación de su evolución para favorecer su autoestima. Permanecemos más horas lectivas con el alumno y nos convertimos en una de sus figuras de apego. Tratamos de establecer una relación estrecha con las familias a las que se informa de la trayectoria del niño en el ámbito educativo.

La Educación Secundaria ha estado y está vinculada a materias de carácter instrumental y procedimental, y con las que se relaciona la capacidad de pensamiento abstracto. ¡Pero si poco antes la enseñanza era manipulativa!

Considero que ya que el desarrollo es un continuo y no un conjunto de interrupciones, esta etapa tendría que ir desarrollando en el alumno de forma progresiva el análisis de la realidad y generalización del conocimiento, y promover la reflexión y la capacidad de crítica.

 El R. D. anteriormente expuesto contempla su desarrollo social y moral, la educación en valores y en la acción educativa se llevará a cabo la orientación y la tutoría. Todo lo que cita el R. D. es una muestra de que las intenciones se quedan en el papel y no son practicadas. No se educa socialmente porque, por lo general, profesores y alumnos no se entienden mutuamente y toda relación queda reducida a una exposición de contenidos sobre la materia que no genera la participación del alumno. Si a éste último se le diese un papel activo habría un intercambio positivo de información y no se produciría una ignorancia mutua. Creo que el problema está en que se parte de la concepción errónea que establece que es imposible dialogar con un alumno a esta edad. De esto se desprende que una educación en valores todavía es más irrealizable. La orientación es más probable que se haga, pero a través de otro profesional distinto del docente. En último lugar la tutoría resulta utópica mientras el docente esté más preocupado de la disciplina que de los alumnos. Organizativamente también es complicado si no hay una referencia del adulto más allá de una hora diaria.

Hay un aspecto muy contradictorio en la educación secundaria, y es que por una parte el currículo está sobrecargado de materias y contenidos pero el horario del profesor de instituto, sin embargo deja tiempo, si lo comparamos con el horario lectivo de un maestro, para preocuparse del alumno, de cómo el adulto está enseñando y como el alumno está aprendiendo. La desmotivación, yo diría más bien la despreocupación, del profesorado de Educación Secundaria genera desmotivación en el alumno. Si esta relación es tan evidente, ¿por qué no se toman medidas? ¿Acaso no se evalúan en su práctica profesional?

Las medidas serían revisar el currículo y las disciplinas. Aumentar el tiempo lectivo de los profesores y que parte de ese tiempo se invirtiese en profundizar en las circunstancias particulares de sus alumnos y la colaboración con los padres. Esto supondría una clara oposición de este sector educativo que superficialmente analiza el por qué del fracaso escolar. Éste no consiste en un alumnado apático, tampoco sirve excusarse con el argumento de que los alumnos en esta etapa son muy difíciles y hay que ser autoritarios y ejercer la disciplina. Esta última no tendrá efecto alguno si tampoco se respeta al discente, si no se le confían responsabilidades realistas, si se les aborda desde la individualidad y no desde la colectividad.

No pueden seguir en el mismo sitio del que se partió hace décadas para la formación de las enseñanzas medias. La monotonía no puede despertar ni la atención; que además requieren unas materias y contenidos tan densos, ni la motivación. Estoy totalmente de acuerdo con Hargreaves en lo que respecta a que los buenos estudiantes están tan insatisfechos como los malos, lo único que les diferencia es que un historial académico bueno tiende a mantenerse para seguir forjando una identidad saludable de sí mismos. Ya que no reciben motivación extrínseca pocos desarrollarán la anhelada motivación intrínseca y disfrutar aprendiendo si no se acorta la distancia entre el conocimiento y las habilidades que necesitarán. Si  no se contemplan las inteligencias múltiples a las que estimular y adaptar las asignaturas solventando la hegemonía de unas sobre otras. Si no se flexibiliza la organización por departamentos y se trabaja de forma colaborativa.

Es prioritaria una coordinación horizontal con los profesionales del mismo nivel desde diferentes disciplinas, así como la coordinación vertical para conectar los diferentes tramos educativos de una forma gradual y partiendo de las experiencias del alumnado. Además estas experiencias son cada vez más complejas y se puede sacar mucho partido a la hora de plantear desafíos. Retos que el alumno pueda obtener con sus herramientas y tener la referencia  de poder alcanzarlas. Una distancia grande entre sus posibilidades y un reto supone atentar contra su autoestima y velar por lo que hoy se está haciendo. En la imaginación se puede hallar el motor que dé vida a una metodología activa y colaborativa, y un interés por desarrollarla y potenciarla en los alumnos. Si bien no todo puede conectarse con la imaginación, me refiero a contenidos que requieren memoria siendo está fundamental para nuestro funcionamiento y que no hay que dejar de ejercitar, sí puede el docente emplear dicha imaginación para presentar los contenidos de una forma atractiva.

La colaboración y la necesidad de mejora pueden ser los reactivos de esta tediosa forma de plantear la enseñanza de los ciudadanos del mañana.Estoy casi segura de que muchos de estos profesores, antaño alumnos, no recibieron estímulos para afrontar el aprendizaje, y de la forma en la que fue mostrada la enseñanza es reproducida en la actualidad.

Después de esta reflexión, creo que los profesionales que trabajan en Secundaria no pueden sentirse satisfechos. Prueba de ello son las bajas por depresión, la deshumanización de una de las actividades más humanas como es la transisión. ¿Qué es lo que les ata, les encadena? ¿Por qué hay una rivalidad disciplinar? ¿Acaso no están en el mismo bando?

Los cambios son difíciles, prueba de ello fue la última dinámica que llevamos a cabo en clase en la que se nos ofreció la posibilidad de poder imaginar y proponer una práctica mejor, pero es cierto que sin una referencia es difícil y además seguimos muy vinculados al concepto de currículo tradicional. Pero también es cierto que infantil y primaria hemos ido avanzando y adaptándonos, aunque lentamente, a unos cambios sociales. Somos una referencia en este aspecto para secundaria.

La única explicación que encuentro está en la fábula de "El elefante encadenado", que a pesar de estar atado a una pequeña estaca clavada en el suelo, se resignó a su destino.

Veremos qué pasa en el futuro. 

1 comentario

Leonor -

Bueno Esther creo que no nos pasará como el elefante, afortunadamente podemos apelar a nuestra capacidad de crecimiento, desarrollo, comprensión, mejora y transformación. No podemos resignarnos en esta tarea.... Seguramente algunas personas puedan disentir del diagnóstico de secundaria, dado que tal vez hay casos, buenas prácticas pero en general la radiografía que haces es cierta... y asombra el tiempo que se detecta, y cómo se globaliza en otros contextos. El meollo está en los modos de entender el conocimiento y en la relación que se establece con eso conocimiento. En el fuerte peso que sigue ejerciendo un enfoque de rendimiento, de eficacia escolar, y de una visión intrumental y técnica del conocimiento. El paradigma de la complejidad nos ayuda a romper muchos de los condicionamientos que indica Hargreaves, pero hacemos tan poco, y sino cuántos años llevamos esperando la formación del profesorado de secundaria...