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ALTAS CAPACIDADES

ALTAS CAPACIDADES

Tras la ponencia del otro día relacioné las altas capacidades con las dificultades de aprendizaje y el fracaso escolar, aspecto que no me había planteado hasta el momento.

En mi experiencia docente, que es relativa en tiempo y porque tengo que seguir formándome,  , me he encontrado con niños (me centraré en el tercer ciclo, con 10 – 11 años) de este perfil intelectual, pero estos casos, tal vez por el apoyo familiar y la metodología empleada en el aula con ellos desde la etapa de Educación Infantil, no me han hecho asociar ambos términos porque manifestaban un rendimiento alto, lo que se reflejaba en las calificaciones. Ni que decir tiene, que las calificaciones no son más que una puntuación que proporciona cierta información, pero que no son predictoras acerca del futuro de estos alumnos y su relación con la educación formal.

También hay que añadir que la exposición del otro día se centró en la etapa de Educación Secundaria, donde la metodología, la acción tutorial y las características evolutivas (identidad vs crisis de identidad; Erikson) pueden mermar el rendimiento de estos alumnos.

Viene siendo frecuente hablar de escuela inclusiva, de ver la diferencia como un valor, de enseñanza individualizada; pero se manifiesta una contradicción entre estos conceptos con la primacía de una puntuación, de lo cuantitativo frente a lo cualitativo, de omitir el contexto en el que está inmerso tanto el alumno como la escuela, y donde pruebas como las de CDI se emplean como reclamo con el que se hace una propaganda para captar alumnado, sinónimo de cliente, en los centros.

Ante la hegemonía del número, estos niños pueden verse en un entorno favorecedor, pero como se dijo el otro día, las habilidades sociales, competencias como el liderazgo, el trabajo en equipo o la resolución de conflictos quedan excluidas en el día a día de la educación formal. De esta manera no es extraño que pueda darse una carencia a las necesidades tanto de estos niños como del resto del alumnado, lo que pueda inducir a un abandono  y una falta de motivación en lo relativo a la educación formal.

Uno de los motivos por los que en Primaria estos alumnos con altas capacidades no muestran un bajo rendimiento es por el predominio de lo narrativo en la forma de transmitir los contenidos. Así suelen obtener buenos resultados académicos sobre todo en áreas como matemáticas donde el razonamiento, la comprensión y la lógica lo es todo.

Quizás este predominio de lo narrativo haga que en el futuro estos niños no hayan desarrollado una competencia hacia el esfuerzo, la constancia y las rutinas en el estudio diario que requiere la etapa de Educación Secundaria, lo que puede suponer un contraste con el rendimiento que hasta el momento se había manifestado.

En cuanto a la relación con los compañeros, en los casos que hemos tenido en el centro, personalmente no he percibido un rechazo o una concepción hacia los mismos como de “bichos raros”. Muy al contrario, se me ocurrió hacer un sociograma con las dos estandarizadas preguntas para ver las relaciones en el grupo:

-          ¿Con quién te gustaría trabajan en clase?

-          ¿Con quién te gusta jugar? O ¿A quién invitarías a tu cumpleaños?

En ambas preguntas suelen obtener una significativa aceptación por parte del grupo de iguales. Este liderazgo es consecuencia de un apoyo, un compromiso hacia estos niños que se refleja en su autoestima y su autoconcepto, que claramente manifiestan en sus relaciones sociales y la seguridad hacia las mismas.

En Secundaria puede que se promuevan otros valores como la competitividad, la rivalidad; y su facilidad hacia el aprendizaje puede que despierte el recelo de los compañeros. Ante esto, puesto que es importante en la adolescencia sentirse aceptado en el grupo, pueden modificar su conducta hacia el rendimiento académico. Y teniendo en cuenta que tiene una mayor capacidad analítica y evalúan su entorno, que cuestionan sus relaciones sociales, puede que la búsqueda de identidad les haga experimentar un cambio drástico en lo académico frente al estereotipo de lo que se espera de ellos.

En conclusión, las características de la etapa de Secundaria y la crisis de la adolescencia son variables que inciden en su conducta frente al rendimiento escolar y social.

Por otra parte, estoy de acuerdo con un aspecto que se comentó en la ponencia. Este se refería a que existe un número de alumnos sin diagnosticar. Lola y Marjo afirmaban, y no sin razón, que desde los primeros años se identifican esas capacidades. Pero también existe un aspecto que impide tal confirmación en el diagnóstico. En algunos casos, la familia se niega a que se realice un estudio (R.D.  1720/2007, art.3 por el que se establece que "en ningún caso podrá recabarse del menor datos... sin el consentimiento de los padres"). El peso del calificativo “normal” tiene una gran incidencia en la sociedad. Temen que sus hijos asuman que son diferentes por el miedo que representa este hecho en sus relaciones sociales y la conducta que los demás manifiesten hacia ellos.

Hace dos años tuve un alumno, que desde un gabinete privado, fue diagnosticado en los primeros años de altas capacidades, pero estos padres, tras obtener respuesta definitiva a lo que era muy probable, corrieron un tupido velo y guardaron el informe “bajo llave”. Puesto que era evidente su perfil, en una reunión con la familia les hablé de la posibilidad de hacer un estudio. Estos me informaron sobre el diagnóstico y manifestaron su preocupación sobre la repercusión que tendría para el niño el decirle que era diferente. Querían que se hiciese lo mismo que con el resto de alumnos, pero me parecía que era limitar sus posibilidades. Ya que entendía a los padres, respeté su decisión, a parte del hecho de que si se niegan a un estudio no se puede realizar dicho diagnóstico sin su consentimiento por lo que decía anteriormente. Lo que sí hice fue proporcionarle ejercicios de ampliación junto a otros alumnos que también obtenían alto rendimiento. En clase creé rincones, de lectura y matemáticas, en este último ponía problemas de un nivel superior al que correspondía curricularmente y podían resolverlos de forma colaborativa. Al final de la semana me entregaban esos ejercicios y al empezar la semana se los devolvía corregidos y empezaban con otros nuevos. Fue una forma de motivarles y, creo, de atender a sus necesidades. En cuanto al rincón de lectura este alumno, a lo largo del curso, leyó 27 libros (puedo mostrar las fichas que me entregaba tras finalizar cada uno de estos donde realizaba una descripción de los personajes principales, un resumen del libro y una opinión personal del mismo).

También he de valorar el trabajo de los padres en casa, pues cubrían las inquietudes del niño con actividades extraescolares. Iba al Conservatorio donde estudiaba trompeta. En este ámbito, puesto que la enseñanza es más flexible, sí iba adelantado respecto a su edad. El Grado Medio de Música lo va a finalizar con 14 años (suponen 10 años de estudio) cuando lo más frecuente es que se concluya mínimo con 18 años. Hay que decir que no va a cursar esos 10 años de estudio porque se le adelantaron cursos. Participa en certámenes  y concursos tanto en la Comunidad de Madrid como en Valencia (de donde proceden sus padres, y Comunidad en la que se incentiva mucho la música).

Pero también es cierto que su padre es profesor de clarinete en el Conservatorio de Arturo Soria y ha obtenido mucha estimulación por parte de éste desde temprana edad. Esto nos lleva a preguntarnos si la inteligencia es innata o es heredada, y cuál de estas dos variables tiene mayor predominio.

Sabemos que ambas variables se dan simultáneamente. Cuál prevalece es motivo de controversia y debate. Sin embargo, continuando en el campo de la música, compositores afamados en nuestra cultura occidental proviene de familias con larga tradición musical. Es el caso de Mozart, Beethoven, Bach, Debbusy… y un porcentaje muy alto de los mismos que no es cuestión de enumerar. Pocos se vinculan a la generación espontánea y a ese peso de lo intrínseco del individuo.

Ante la homogeneidad de esta población de músicos, no se puede hacer una afirmación definitiva ya que deberían coexistir más variables para confirmar una hipótesis definitiva. Lo mismo ocurre con el estudio que se nos mostró el otro día. La muestra era pequeña y, creí entender, que fue obtenida de una asociación que trabaja con este perfil de alumnos, lo cual puede representar un sesgo ante la validez del estudio. Pero hablo desde el desconocimiento y hay que valorar muchísimo esos dos años y medio de estudio y profundización del tema.

Como se propuso en clase, un estudio longitudinal podría ofrecer más respuestas ante tales planteamientos.

Por último decir, que es un ámbito en proceso de estudio y que tiene todavía un largo recorrido en el campo de la investigación. Es un plato suculento que degustar. Considero que pese al material que se está ofertando todavía es escaso, y determinados programas que se desempeñan con este perfil se reducen a la creación de páginas web, por lo menos aquí en Alcalá.

Lo atractivo de seguir indagando en ello es afirmar que la primera obligación de la inteligencia es desconfiar de ella misma.

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